Es mucho lo que sabemos.
Es más lo que desconocemos.
La experiencia, al medio, se presenta como la apertura entre lo que soy navegando sobre lo que sé y lo que no.
Cómo lo viva, mi vibrar allí, y mi intencionalidad como foco experiencial determinarán mucho.
Sentir es parte de la propia guía, y ¿qué hace de la percepción algo confiable para el bienestar? ?¿Qué sincroniza el sentir en inteligencia de neuronas cardíacas o vincular?
¿Qué activa, en nuestra conciencia, esa cascada eléctrica que pone nuestro organismo en modo regenerativo y significa cada momento como valioso?
La respuesta es expresión de la propia conciencia.
Mil y un veces descrita, y no por eso replicada a la manera de nadie.
Ser quien soy a la par, la verdadera aportación.
El resto solo inspiraciones que, con prolijidad y amor, no te distraigan de estar siendo tu propia esencia, con lo que Es.
En lo más único de cada ser, el o los lenguajes que lo concienticen y expresen, también lo representa. ¿Es lo que expresa? tampoco. Más lo usaré como la denominación más descriptible en hábitos.
Cuando el ser cesa en sus expresiones más genuinas, queda su esencia a flor de piel.
¿Qué pone el corazón a palpitar? ¿Qué implica tal sincronía?
¿Qué puede expresar fielmente la esencia del Ser ante quien lo presencie?
Las estaciones son engramas que van enfocando progresivamente el potencial sistémico desde la percepción personal, que espontáneamente se verá sincronizada en lo concreto y vincular, en autorregistro creativo.
Cada dinámica se diseña sobre un engrama, y estos a su vez son progresivos, desde la propia integridad personal hasta la creatividad vincular. Cada engrama, en su estímulo vivencial al sistema nervioso, produce respuestas de regulación automática del organismo así como recursos actitudinales para el autoconocimiento en aprendizajes vitales previos y posteriores.
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